por Lilian Uk y Reno Nasvil

domingo, 29 de noviembre de 2015




SLEEPER
(1973)

Woody Allen




La comida vegetariana es cancerígena.
Para follar existe un armario llamado orgasmatrón.
Y no hay mucho más. El popular rey de las ingeniosidad se quedó seco en su cuarta película.
Un capítulo de Benny Hill sin gracia. ¿Quiso jugar a ser H.G.Wells o George Orwell?
Seguramente intentó ser agudo sin serlo y la vergüenza ajena invadió la pantalla.
Parece que Allen siempre poseyó el beneplácito del público hiciera lo que hiciese
durante toda su carrera; es hora que se empiece a hablar de las enormes debilidades de su cine
y su torpe concepto del plagio.
La mitad de su obra es una copia de la obra de otros, un intento sin éxito de utilizar ideas ajenas
em modo Monty Python y ni siquiera eso.
Diarrea mental, traumas mal digeridos, complejos sin confesar; un ser herido con dinero suficiente para filmar una película. Una partícula de la mente de Freud sin saber muy bien qué hacer.
Cosas fruto del aburrimiento y la autocomplacencia.
Chorradita sin escrúpulos.
Falta de talento.
Monólogo batido junto a sesos de mono.
¿Latencia homosexual no asumida?
Sin duda Benny Hill lo hubiera hecho mejor con cuatro duros.


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