por Lilian Uk y Reno Nasvil

lunes, 31 de agosto de 2015



THE BEACH
(2000)

Danny Boyle




Todo lo que te cuenten es mentira.
Danny Boyle hace un tutti fruti entre Naúfrago, Tiburón, Apocalipsis Now e Easy Rider. Un desastre.  La interpretación de Di Caprio es como Diario de un rebelde en versión mochilero.
No se sabe muy bien de qué trata el asunto, ¿qué pueden hacer una comuna hippi en una isla llena de marihuana? Pues eso, hippiadas varias y sobretodo el ridículo.
Amebas cerebrales.
Con esta película, Boyle no consiguió otra cosa que forrarse y publicitar una playa tailandesa que hoy es una especie de Benidorm a lo vasto donde no cabe un palillo; hoy, perderse por el rastro de Madrid es más exótico. 
La Playa de Madrid.
La Playa de Danny Boyle.
SAMO (The Same All Shit).











LAVA
(2015)

James Ford Murphy




¿Es un pájaro, es un avión? ¡NO! es un volcán que canta.
Lo último de lo último en piffffffiadas mentales.
Es el vivo ejemplo de un animador de Pixar viniéndose arriba de una manera desmesurada.
Desmesurado pastel.
Apología amorosa de un tipo que no pilla cacho ni pa trás, porque está todo el día frente a una pantalla de ordenador diseñando fochas silvestres parlanchinas.
Ni siquiera demencial.
Empalagosinggg Now.
Pues eso: Lava.

¿Quién es James Ford Murphy? No queremos saberlo.





jueves, 6 de agosto de 2015




MR. SMITH GO TO WASHINGTON
(1939)

Frank Capra





Panfletada gitanera.
Ni se os ocurra.
Muerte infernal.
Lincon suelto.
El peor James Stewart.
Una pesadilla.
La peor de las peores capradas.
El patriotismo estadounidense ha destruido tantas carreras...
Cobarde, tediosa, artificial.
Anuncio publicitario, peor que cualquiera de los de Don Limpio.
(Mr. Propper ya no existe ahora se llama Don Limpio)






UNDER CAPRICORN
(1955)

Alfred Hitchcock




Todos sabemos que Hitch es irregularísimo. Tal vez este sea uno de los ejemplos más representativos de sus chapucerías. La película intenta sostenerse sobre una trama que trata de una mujer adinerada que se casa con el mozo de cuadras de su padre y que tiene un trauma porque mató sin querer a su hermano, pero la culpa se la lleva el mozo, que en la película ya ha crecido y es su marido y vive como un exconvicto, pues tuvo que estar en la cárcel por el asesinato para encubrir a su mujer. Eso por una parte. La segunda, quizás más salvable es en la que aparece un irlandés con cara de Sherlock Holmes y se hace amigo del exconvicto y se enamora de su mujer e intenta arreglar el culebrón que tienen montado en aquella mansión del Conde Drácula. Para rematar, en la mansión también trabaja una especie de ama de llaves superrottenmeyer que se tira el día emborrachando a su ama hasta que parece un pato mareado e intentando ligarse a su amo, sugiriéndole que la sodomice a cada rato. La guinda la ponen las cocineras: cuatro brujas que se están pegando palizas diariamente y que no saben hacer un huevo frito (por cierto, la ama de llaves tiene una especie de látigo con el que las castiga cuando se curten) ¿A que mola? Pues la película es un moco pegado debajo de la mesa de un troll tartamudo comparado con esto.
El film no contiene ningún misterio, sino mucha paja.
Paja.
Ni siquiera paja mental.
Under capricorn.
Australia.
Antípodas.
Lo contrario.
Fantasmada total sin fantasmas.
¿Quizá Hitch quiso hacer una comedia demasiado sutil??
Sutil.
Sotileza.
Pereda.
Coñazo.
Un aburrimiento insoportable con final pastel de manzana.
Mago del suspense.
Suspenso para el mago.







MY OWN PRIVATE  IDAHO
 (1991)

Gus Van Sant




A pesar de su novata y curiosa Mala Noche (1986) y de títulos tan extraordinarios como Gerry (2002), Van Sant siempre ha demostrado que le pueden mucho más sus principios personales que el hecho cinematográfico. Su enorme talento como filmaker ha ido diluyéndose en films panfleteros y telefilms de sobremesa. My own private idaho fue su segunda película y tal vez, su más prometedora cinta.
El film comienza de forma espectacular, mostrando un sueño de lo más sugerente; los primeros 10 minutos del film son sobresalientes. El problema viene después, cuando el argumento se deja llevar por una historia de chaperos adolescentes muy mal llevada.
Pollas.
Culos.
mamadas.
Un narcolépsico.
Neo.
River Fénix (creyéndose James Dean).
Una comuna de chicos a lo Hook pero en mendigos.
La peli se va por el retrete, se licúa hasta marearnos en un frapuccino vomitivo.
A veces los principios nos traicionan y merman a un cineasta hasta transformarle en un primo.
Primate.
Elephant.
Paranoid Park.
Mi nombre es Harvey Milk.
Pues eso, qué leches.
Uno menos.




martes, 4 de agosto de 2015





UPSTREAM COLOR
(2013)

Shane Carruth




Primer (2004) fue su primera película.
Trata sobre unos frikis de los ordenadores que se hacen autónomos para inventar un producto tecnológico que los saque de pobres. Por casualidad, inventan una máquina del tiempo en pequeñito, por una serie de señales y datos que ellos solo entienden. Deciden hacer una máquina más grande y para esconderla, alquilan un trastero de esos donde no cabe ni una bici. Pues eso, empiezan a probarla y entonces el espectador se queda anonadado. Lo único que vemos es a estos dos tipos saliendo y entrando de una tienda de campaña cutre del Decathlon sinin poder entender qué diantres ocurre. Al final de la película todo es un enigma, a pesar de que el director piensa que nos lo ha explicado sutilmente. La acepción del término sutil que debe de tener este exmatemático llamado Shane Carruth, ha de ser de lo más extraña, al menos, no coincide con la del diccionario.
Si creen que es una mera casualidad o una falta de apreciación por los ínclitos representantes de Cine Nor, atrévanse a ver su siguiente película (Upstream color) y entonces empezaran a flipar mandarinas lilas en vaso de tubo.
Trina.
Tang.
Sunny Delight.
Kas de naranja.
Schweppes... tan incomprensible y gaseosa como esta sospechosa marca de refrescos.
Carruth, vuelve a la simetría axial.



P.D: Dejamos un link donde un tipo muy raro intenta explicar el barullo de Primer. No se queden mirando la pantalla fijamente o corren el riesgo de viajar en el tiempo, pues la lentitud y parsimonia que manifiesta el espécimen que aparece, es un tanto alarmante.












AMERICAN FLYERS
(1985)

John Badham




El apellido del director ya pronostica dificultades. Por otro lado, es el director de Fiebre del sábado noche (1977), lo cuál indica su talento, teniendo en cuenta que es el único film reconocible entre su variopinta filmografía (desde 1997 no ha vuelto a estrenar película en el cine). 
El film trata de cómo dos hermanos intentan ganar algo así como el tour de Francia, pero en las Montañas Rocosas de EEUU. Uno de los hermanos sufre un gran riesgo de sufrir un derrame cerebral, pero no se lo dice al otro. Y ya está. Ver a Kevin Costner en modo Mario Cipollini  al borde de un ictus mientras monta en una BH, la verdad es que es un espectáculo dantesco.
Se puede decir que los hermanos sudan la camiseta al estilo Hollywood, pero de ahí en adelante, la peli no se diferencia mucho de la emisión guarra de una etapa de La vuelta a España a las cuatro de la tarde en medio del verano. Imaginamos que pocos conocen la existencia de esta rareza nor.
Tal vez, en ese momento, Constner aún no sabía de su gafe crónico.
A perfect World.
Waterworld.
Dragonfly.
Tin Cup.
The Postman.
¿Conocéis a alguien que se haya arruinado más veces?
En todo caso, Constner no nos cae del todo mal, pero Badham podía haber abierto una carnicería o haberse dado la vuelta en la cama, el día que inició ese truculento rodaje.  
A veces la vida no es más que mala suerte.
Jamón caducado.
Ciclismo pastel.
¿a quién se le ocurrió esta película con estrellas del cine subiendo el Alpe d'huez?
Pues un tipo llamado Steve Tesich, un guionista norteamericano que seis años antes escribió una película sorprendentemente idéntica: Breaking way (1979), vamos, lo que se dice, un tipo que piensa sobre dos ruedas. Deleznable.
Como se dice coloquialmente, a partir peras.






domingo, 2 de agosto de 2015






LA COLECCIONISTA
(1967)

Erich Rohmer




En el círculo de cine Nor hemos bautizado al autor de esta película como Eric Morir; bastaría con este matiz para completar la nota. De los seis cuentos morales, este es el tercero y más premiado de la mítica serie; será esa la razón de su insipidez, languidez, idiotez, aburrirtez... todo lo que se os ocurra acabado en (h)ez.
El cine nunca se inventó para que un burgués (o burguéz) se regodeara de su relamida condición de vacío, pero Morir, empujado por su afán realista e intelectual, fundó una tendencia marsopiana para cocer algas que muchos cineastas posteriores se han creído y que aún hoy han hecho perdurar.
¿Dónde está lo extraordinario? ¿dónde está el poder de la invención? ¿dónde está el cine?
Eric Morir consigue con este film, la peor y más sosa pieza de su más famosa serie; parece un anuncio de Calvin Klein filmado con la cloaca de una rata.
Parece ser que Morir quiso ser novelista, e incluso llegó a publicar una novela: Elizabeth (1946). Fonéticamente: Elizabez. No hemos leído el libro, pero algo nos indica su curiosa terminación.
No entraremos aquí en polémicas de sobrevaloración de autores, sólo apuntamos que este cuento moral, -pues así es presentado por el autor-, es una farsa, pues en realidad no es más que un cuento banal o bananero, de muy dudosa calidad.
No es un plátano de canarias, a pesar de estar lleno de manchas.
Se puede imaginar qué nos gustaría que hiciera Rohmer con su frutilla...
Rohmer se llama en realidad Maurice Henri Joseph Schérer, luego se cambió el nombre por Gilbert Cordier y por fin nosotros le hemos encasillado en Eric Morir. El tiempo dirá.