por Lilian Uk y Reno Nasvil

sábado, 23 de abril de 2016




YO SOY EL NÚMERO 4
(2011)

D. J. Caruso



Agüita con Caruso.
La peli empieza a lo Tarzán mezclado con Predator y a los cinco minutos se transforma en una especie de peli festiva de follo mucho y como poco y soy el rey de la party. Bien. De repente, aparece un tipo que dice ser el padre del prota con una peluca falsa y le dice que es su protector. El chico no se entera de nada hasta que va al colegio y descubre sus superpoderes al enamorarse de una chica que hace fotos y que tiene un blog de mierda donde las cuelga. Todo muy emocionante. Hasta donde sabemos, la película se ha transformado en una especie de Matrix en la que al prota le lucen las manos de azul y las usa como linterna; un superpoder cojonudo. Sin explicaciones, a mitad de la morralla, aparecen unos calvos tatuados y vestidos de cuero a lo Star Treck que en teoría son los malos y que vienen de otro puto planeta. Te cagas. Para qué seguir, es acojonante. El final es una especie de combate de Goku Street Fighter. Desolador. Por cierto, el prota tiene un perro a lo largo de la peli que al final se transforma en una bestia inmensa y destructiva, literalmente.
No hay por donde cogerla.
Thermo mix.
Cerebro de agua.
¿por qué hacer esto?
Expediente X.













The swimmer
(1968)

Frank Perry



¡Qué perro es Perry y que cuerpo perri es Burt Lancaster!
Pero qué cojones es esto, ¿un videoclip de Lady Gaga?
Vaya truñaco de performance setentera.
Otra de las consecuencias de la conquista de Hollywood por los hippies...
Leed el relato de Cheever y luego ved la película, porque si no, adiós Cheever.
No hay que perderse la escena de los saltos hípicos, los planchazos monumentales de Burt y su extraña sonrisa modo piano, ¿quién era su dentista?
En todo caso, toda la culpa es del tal Perry, que la madre que lo parió.
Vaya chapuzón.



viernes, 8 de abril de 2016




LA PIEL QUE HABITO
(2011)

Pedro Almodóvar





Repelús.
¿Cómo se transforma algo bello en algo insípido? Preguntad a Pedro.
Antonio Banderas le echa ganas, pero nada.
La metafísica se pierde en la superficie.
La profundidad brilla por su ausencia.
La película es mala, pero el final, es de los peores que he podido contemplar en la Tierra.
Vergüenza ajena.
Escupitajo.
Performance sin per ni formance
Recurrir a Franju no ayuda si no eres Franju.
Ved Les yeux sans visage (1960) y luego hablamos.
Culebroncito.
Sentimentalismo en barra.
Identity.
Identity?
Así es imposible llegar al cine.
Pop.
Superpop.
Popcorn.
Bye, bye.






REMANDO AL VIENTO
(1988)

Gonzalo Suárez




Byron y compañía a la española.
Hugh Grant. Miki Ojos Azules.
La cosa promete, pero acaba en el pañal.
Gonzalo Suárez es de esos directores que provocan grandes expectativas,
pero que acaban haciéndote vomitar, o ni eso; perplejos ante la pantalla, 
los simios no dan crédito.
Infumable.
Lo que en teoría debería ser un canto al libertinaje, acaba siendo 
una jaula llena de patrañas de una torpeza fílmica vergonzosa.
Alucinante Gonzalo, siempre contra el viento.
Pasmosa.





lunes, 4 de abril de 2016



AMOS&ANDREW
(1993)

E. Max Frye




Un grano de arena más en la infinita montaña de chorradas hollywoodienses; ya es más alta que el Everest. En la cima, cómo no, de nuevo Nicolas Cage, un asiduo a este tipo de producciones insulsas e incomprensibles. Poco le quedaba a Samuel L. Jackson para hacer Pulp Fiction (1994) y poco a Cage para hace su mejor película: Leaving Las Vegas (1995), pero antes se enrolaron en esta patata junto a Max Frye, director de una sola película -no me extraña- que no tiene ni pajolera idea de filmar. Un dato curioso es que Frye, también es, así mismo, el guionista de la fantástica película The Foxcatcher (2014); todo un enigma. Hollywood es un pozo sin sentido donde lo mejor y lo peor se rebozan en el lodo...
El malo de la película es Torrente.
El argumento es un riachuelo.
El film un charquito.
Amos&Andrew es una meada a la cara del espectador.

(Si alguien se atreve a verla, que se ponga el dodotis)