por Lilian Uk y Reno Nasvil

sábado, 12 de octubre de 2019




The Vikings
(1958)

Richard Fleischer




Tony Curtis haciendo de manco.
Kirk Douglas haciendo de tuerto.
Star Warsssssssssss. ¡Soy tu padre!
Una sobada de campeonato.
Lo único remarcable es el barco (drakker).
Lo peor: su infumabilidad.
















Muriel ou le temps d'un retour
(1963)

Alain Resnais





Basura antropomórfica deleznable.
Estoy seguro de que en su origen se trataba de una gran película, pero Resnais o la ambición de Resnais, metió todo aquel rodaje en una trituradora y pegó los pedazos a ciegas.
Experimento megalómano de la confusión.
Aburridíiiiiiiiiiiiiiiiiiisimo film, miembro del topten de la Somnolencia Eterna.
Por muchas reseñas sesudas que puedan intentar salvar este engendro de mil cabezas, -símbolo de la decadencia absoluta del cine francés tras sus felices 60'- nadie podrá negar que Resnais, el gran Resnais, se equivocó. Y esta no fue la única película en la que se precipitó al abismo del Excremento Divino; si no me creen, vean:


Je t'aime, je t'aime (1968)
Stavisky... (1974)
Coeurs (2006)
Les herbes folles (2009)



-Si es posible, no las vean muy seguidas o les dará una embolia-.


















Three Billboards Outside Ebbing Missouri 
(2017)

Martin McDonagh






¿Por esta basura tanto bombo?
¡Al basurero, por dios!
Película tramposa, inverosímil, con fallos garrafales de guión, dirigida por un guionista snob.
Macanudo. ¿Alguien le ha explicado a Martin cómo se hace un final abierto?
(.......................................................................................................................)
Fíjense en este, es mucho mejor que el suyo.
Ahora intenten imaginar el suyo.
Tiene huevos que lo mejor de la película sea Woody Harrelson.














High Life
(2018)

Claire Dennis




Me quedé en lo del consolador de bronce y en la evacuación del semen negro.
No pude ir más allá.
Hubiera perecido en el intento.
De lo más asqueroso del siglo XXI.








Godzilla: king of the monsters
(2019)

Michael Dougherty





Lo mejor, la polilla.















Les Godelureaux
(1961)

Claude Chabrol



"Godelureaux" es un término francés que traducido al castellano viene a designar a los jóvenes pretenciosos, pero no hay que confundirse, este no es un film pretencioso sino un film-chorra al nivel de American Pie pero sin gracia y a la francesa. 
Pajas de nata.
Chabrol en estado puro; su fama de papanatas no es un mito.
Esta película es un mito de la mierda.
Mierda pretenciosa.
Chabrolada, hay que vaca tan salada.
Tolón, tolón.
(Disculpen la frivolidad pero esto no se merece menos, seguramente, una de las peores películas de la historia, provoca vómitos, alergias, picor genital, sudores fríos y un tipo de tifus degenerarivo que podría propagarse como una peste mundial si esta película la hubiera visto alguien más que yo, Chabrol y su mujer)
Amén.



















sábado, 5 de octubre de 2019






THE DEAD DON'T DIE
(2019)

Jim Jarmusch





¿Por qué no se muere, Sr. Jarmusch?, es el título que debería bautizar a esta somnolente y pretenciosa película. Un ejercicio de falsa modestia y máxima superficialidad de al menos el siglo XXI, que ya es decir. ¿Alguien se va a atrever a admitir algún día que Jarmusch es un elemento tóxico de la tabla periódica del cine?
Mucha vergüenza, aburrida, parece un sketch de José Mota. 
Dentro de la cabeza de Jarmusch debe haber un platillo volante abduciendo neuronas...
Malo, malo, malo... de hecho, de lo peor desde los Snoopy.









PICNIC
(1956)

Josua Logan




Una mezcla de Gigante (1956), Al este del Eden (1955), Quién mató a Harry (1955), Tarzán (1966) y Porkis (1981). Ver esta película hoy es toda una experiencia psicodélica. Construida a pedazos, es una especie de monstruo fílmico sin pies ni cabeza: es como Godzilla, pero aún más devastador para la realidad del cerebro humano. A través de esta película, Logan nos intenta vender frigoríficos, televisores y coches último modelo, edulcorando la realidad beatnik, idealizando la sociedad yankífera, inaugurando el erotismo barato y la desincronización vergonzosa del arte de bailar. Seguramente no hay película en la historia en la que los actores dancen tan malamente... Repleta de diálogos absurdos, incompletos, fuera de contexto, de insertos innecesarios, torpes, pantanosos, invadido de situaciones televisivas, pasteleras, llenas de moscas... Se trata básicamente de una película que demuestra que Kim Novak es la actriz que peores besos ha dado en el cine y que William Holden bebió mucho más de lo que se dice en las historias del cine desde su éxito en Sunset Boulevard (1950). Sin duda, esta especie de versión de la Cenicienta, pagada como mínimo por la CIA, para construir una imagen falsa, casi pastoril, de EEUU, hará las delicias de todo aquel que se tome una botella de vodka todas las tardes y no espere más de la vida... o como mucho un picnic.