por Lilian Uk y Reno Nasvil

sábado, 23 de abril de 2016




YO SOY EL NÚMERO 4
(2011)

D. J. Caruso



Agüita con Caruso.
La peli empieza a lo Tarzán mezclado con Predator y a los cinco minutos se transforma en una especie de peli festiva de follo mucho y como poco y soy el rey de la party. Bien. De repente, aparece un tipo que dice ser el padre del prota con una peluca falsa y le dice que es su protector. El chico no se entera de nada hasta que va al colegio y descubre sus superpoderes al enamorarse de una chica que hace fotos y que tiene un blog de mierda donde las cuelga. Todo muy emocionante. Hasta donde sabemos, la película se ha transformado en una especie de Matrix en la que al prota le lucen las manos de azul y las usa como linterna; un superpoder cojonudo. Sin explicaciones, a mitad de la morralla, aparecen unos calvos tatuados y vestidos de cuero a lo Star Treck que en teoría son los malos y que vienen de otro puto planeta. Te cagas. Para qué seguir, es acojonante. El final es una especie de combate de Goku Street Fighter. Desolador. Por cierto, el prota tiene un perro a lo largo de la peli que al final se transforma en una bestia inmensa y destructiva, literalmente.
No hay por donde cogerla.
Thermo mix.
Cerebro de agua.
¿por qué hacer esto?
Expediente X.











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