por Lilian Uk y Reno Nasvil

viernes, 21 de julio de 2017



La historia de Marie y Julien
(2003)

Jaques Rivette




Rivette, Rivette a la deriva.
Dicen que algunos cineastas, en sus últimos años, hacen sus mejores películas.
No es este el caso, ni mucho menos.
Un relojero trastornado, una chalada puesta de bottox hasta las trancas
y un argumento psicológico llevado hasta el paroxismo, o lo que es lo mismo,
hasta la vergonzosa exageración del vacío.
Rivette siempre jugó con la idea del vacío en sus películas, con la idea
de que detrás del argumento que contaba, no había realmente nada.
Es por eso que su cine es puramente nihilista y de cartón, pues teatraliza
la vida como para darle un sentido cuando lo que realmente consigue
es robárselo por completo.
Sus mejores películas como El amor loco (1969), Out 1 (1871), El amor por tierra (1984) 
o Cumbres borrascosas (1985) juegan en esa fina línea entre la obra maestra o la pifia.
Su escepticismo no se cura con los años, su producción tiene una tendencia decadente
sin posibilidad alguna de remontar el vuelo.
Ciertos cineastas deberían haber dejado de hacer cine cuando eran jóvenes,
señor Rivette.
Una paja es una paja.


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