Shanghai Surprise
(1986)
Jim Goddard
Se hace imposible imaginar algo peor: una misionera interpretada por Madona se lleva de putas a Sean Pean, buscavidas del que luego se enmorará y con el que perderá la virginidad, mientras que él rememora en vivo -ante ella- la noche loca con una geisha que le hizo un completo. Persecuciones sin sentido, mafiosos de pacotilla, guión ionesquiano. El toque superlativo de la obra es la inclusión en la trama de una curiosa habilidad de Penn para lanzar una bola de béisbol que produce un silbido mágico, que en realidad no sirve para nada y que sólo es un capricho del manta del director. Cágate. Ejemplo perfecto de que durante mucho tiempo, Hollywood no era más que un nido de víboras sin talento donde lo menos importante eran las películas.
Digno de ser presentado por Isabel Gemio.
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